Pero me quedé ahí, en esa tarde, en ese momento, en esas palabras y en ese poco convincente adiós. Me que de ahí quieta, viéndote marchar con prisa y sin mirar atrás. Me quede ahí en los segundos que no queria ver pasar, en los puñales que lanzamos y en los argumentos que no dijimos. Me quedé ahí, con mil cosas que decirte y con ese insoportable sentimiento de saber que me iba a equivocar. Me quedé ahí, en el último momento, en la despedida, donde estabas tu, donde te había echado de menos, donde te necesitaba, ahí, contigo, a tu lado pero sin ti.
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